James Bond, marchas y plantones

Por: Sam Fouilloux

En los últimos días y para satisfacer con la mayor complacencia a todo lo que tenga que ver con el espectáculo, diversas calles del Centro Histórico de la Ciudad de México han sido cerradas a la circulación automovilística y peatonal con motivo de la filmación de “Spectre”, la nueva película de James Bond protagonizada por el actor británico Daniel Craig.

Impresionantes Catrinas, calaveras y reflectores han ocupado espacios de tránsito cotidiano para los capitalinos como Tacuba y la Plaza de la Constitución, numerosos curiosos esperanzados en tomar alguna foto o video interesante alargan sus cuellos y brazos junto a las vallas dispuestas para garantizar la seguridad del rodaje, edificios públicos como el Senado se han transformado en escenarios de la millonaria industria cinematográfica y en el pulular diario por las cercanías de la filmación se pueden escuchar comentarios de transeúntes que hablan de sus ilusiones de tomarse una foto con el 007 o abundan sobre el atractivo físico del personaje. Sin duda el circo atrapa y hay todavía un gran sector social que tiene la debilidad de embelesarse ante cualquier entretenimiento, que no se escandaliza ni se molesta si las calles se bloquean y los recursos públicos se derrochan para beneficiar intereses privados y que olvida en un segundo lo amargo que es vivir en un país de injusticias y violencia al por mayor, de gran desempleo, de escasas oportunidades para los jóvenes, de salarios indignos y de una amplia pobreza extrema. Muchos de los que están encantados con que el Primer Cuadro de la Ciudad haya sido invadido por innumerables fierros del cine y creen ciegamente en el embuste de que se logrará con ello una considerable derrama económica, son los mismos que cuando se trata de una exigencia social reaccionan airadamente ante cualquier marcha o plantón porque afean la Ciudad y perjudican a los comerciantes, son aquellos que se atreven a llamar “vagos” y “mugrosos” a los inconformes que deciden manifestarse y a recomendarles con toda superficialidad que en lugar de trastornar el tráfico con sus protestas mejor trabajen más duro porque “el cambio está en uno mismo”; no se detienen a reflexionar que este argumento debiera referirse no a ser bestias trabajadoras y sumisas irracionales ante el patrón, sino a realizar pequeños cambios en la inmediatez que nos hagan mejores individuos, más libres y plenos.

A pesar de que la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (CANACOPE) ya reportó bajas del 60% en las ventas de 6 mil 500 comercios establecidos en el Centro Histórico a causa de la filmación de Spectre, no se ha visto (ni se verá) la satanización mediática que de tratarse de luchadores sociales seguramente veríamos a todas horas y en todos los canales de mayor penetración nacional.

Sin embargo hay esperanza para nuestro México pese a los esfuerzos de los medios masivos de comunicación por tenernos lelos con sus zanahorias mediáticas y alejados de lo que realmente tiene relevancia, ya que mientras exista también un amplio grupo que se consterne ante las injusticias, que se indigne ante la impunidad, que se solidarice ante la desgracia ajena y que trascienda la pasiva observancia para tomar parte de la pacífica, siempre pacífica, protesta, habremos de encontrar caminos para mejorar paulatina y colectivamente el país.

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